" Jesús le dijo: Yo soy el
camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.”Juan 14:6
Un camino, es un lugar en el cual podemos transitar y por el cual
podemos trasladarnos de un lugar a otro, en la antigüedad los caminos eran
importantes, pero ahora ellos son vistos como algo comunes, por ellos se podía
transitar, se transportaban las cosas diarias, personas, mercancías y un
sinnúmero de cosas que contribuyeron a que fuesen importantes en la vida de los
pueblos y naciones. Hoy en día existen muchos caminos y poseerlos en abundancia
nos aleja de la concepción de que son importantes. En el tiempo antiguo eran
cosas importantísimas y es que por ellos el ser humano podía realizar su
existencia. Jesús dice que él es el camino, que él es la persona más importante entre el ser humano y Dios, no
existe otro vehículo para llegar al Padre, en el cual podamos embarcarnos,
solamente al Señor en su misericordia pudo darnos un camino, un vehículo para
poder llegar a él, y esto lo hizo posible a través de su Hijo Jesucristo,
nuestro Salvador, nuestro redentor, ningún hombre puede ocupan el lugar de
Cristo, ya que él es el «camino».
Hoy en día se ha enquistado la siguiente frase filosófica, «todas las
religiones nos llevan a Dios» al igual que la frase antigua que existía en el
tiempo de Jesús y que manifestaba que “todos los caminos conducen a Roma”, pero
esto es una mentira de Satanás, porque ninguna religión te lleva a Dios, aquí el
Señor Jesús deja establecido que solamente él es «
el camino» y no existe otro para poder llegar a Dios. También se dice
que «todas las creencias tienen un pedacito de verdad de Dios». Pero en verdad
todos los pedacitos de Dios que existieran los tiene la persona de Cristo, no
te dejes engañar. Hoy te digo ─ninguna religión te lleva a Dios─ Jesús no vino
a fundar una religión más, él vino a darte una salvación, él vino a darle la salvación
a tu alma, «Jesús no es religión, es vida», y sólo Cristo es «el camino», no existe algún otro camino que nos acerque
de alguna manera a Dios. Cristo no vino
a dejarnos una religión, el vino a darnos una salvación, la salvación del
pecado y de la muerte, (Juan 3:16); sólo Cristo conoce a Dios y nos lleva a él, ya
que «él es el camino».
¿Quién o qué es la verdad?
La «verdad» es un concepto muy amplio, muy filosófico, muy
personal, que abarca muchas cosas, cada persona puede tener su verdad, todos
podemos tener nuestra verdad, pero sólo existe una gran verdad, y esa es
la que nos da Dios y se encuentra en su Palabra. Nosotros no podemos poseer la
verdad absoluta de Dios, ya que nuestra verdad muchas veces resalta más para nosotros que la de él, y en ocasiones resulta que es más
importante que la de Dios, a veces nuestra verdad anda oculta y divaga en nuestros
propios conceptos, experiencias y sentimientos personales. No es lo mismo «la
verdad» de un hombre sencillo del campo, que «la verdad» de un hombre citadino,
o «la verdad» que ocupa la mente de un pobre que «la verdad» que concibe un hombre
rico y acaudalado; no es lo mismo «la verdad» para un hombre común que para un político
que anda haciendo la cosa pública. Existen muchas verdades, unas son diferentes
de las otras y varía mucho en cada persona, depende de su «concepción del mundo»
y de lo que crea que sea «la verdad». Existen verdades generales así como
particulares, ejemplos, muchísimos, hoy el mundo se enfrenta a las verdades de
un grupo radical que pretende imponer su gobierno y su forma de ver el mundo en
medio-oriente, muchos nos asombramos de esto ya que lo hacen con mucha
violencia, asesinando y degollando a personas occidentales, para este grupo, que
son miles, esa es su verdad. La verdad para ellos es esa, quizá muy horrible o injusta,
pero para ellos dentro de su concepción ésta es la mejor. Un ejemplo antiguo,
el caso de Alemania en la segunda guerra mundial, ellos sucumbieron bajo la
verdad de un individuo que los llevó a la catástrofe, era su verdad, murieron
por ella. Aunque para nosotros, esta verdad se ve hoy fea y disparatada, ellos en
su momento la tenían como la mejor, la que llenaba sus vidas y por esa verdad sucumbieron.
Otro caso, hace muchos años, en Estados Unidos un grupo fanático liderado por
un hombre aparentemente cristiano, les había prometido el cielo a sus
seguidores, los engañó, los envenenó y todos se suicidaron tomando de un veneno,
era su verdad colectiva, ellos pensaron que hacían lo correcto, murieron porque
creían en una verdad aparentemente buena, pero era errónea y equivocada. Así
también, muchas veces pensamos que lo que nosotros pensamos es lo correcto, que
andamos en la verdad, que nuestros caminos nos conducen a la vida, a la
felicidad, pero en verdad no lo son, la Biblia dice que hay caminos que al
hombre le parecen derechos, pero que su fin es la muerte. La gente toma caminos
y verdades equivocadas, ¿cómo darse cuenta de eso?, no lo podemos hacer cuando
nosotros estamos andando en caminos y verdades erradas, muchos cuando mueran, recién
en ese momento se darán cuenta que andaban por un camino equivocado y en una verdad
errada, ¿se acuerdan del hombre rico y Lázaro?, el hombre rico fue hasta que murió, que se dio cuenta de que su
vida había sido equivocada, que la verdad en la que andaba no era una verdadera
verdad, y estando en el infierno vio su realidad, allí la quiso cambiar diciéndole
a Abraham que envíe a alguien desde allí para que convenza a sus familiares de que
no vengan a ese lugar de tormento. Así pasa, muchos se darán cuenta cuando ya
sea demasiado tarde, cuando ya no exista remedio y no tendrán ya otra
oportunidad, como le pasó a este hombre. Pero hay una solución, si tú escrudiñas
la escritura, si lees la Palabra de Dios, en donde está dicha la verdad de
Dios, en donde está escrita el camino verdadero de Dios, y será en ella, cuando
la aprendas, cuando la atesores en tu
corazón y la pongas por práctica, solamente ahí te podrás dar cuenta si vas por
un verdadero camino y si tu vida anda en la verdadera verdad. La Biblia dice: “lámpara
es a mis pies tu palabra y lumbrera a mi camino”, la palabra de Dios es una lámpara a mis pies espirituales y es
lumbrera a mi camino de vida, si ando en
ella, ella no permitirá que me equivoque, si la leo constantemente andaré por
ella iluminado siempre y no perderé jamás el rumbo correcto, andaré por el
verdadero camino, el camino de Dios. Cuando el Señor Jesús estuvo frente a Pilatos le dijo que él tenía
la verdad, que él era la verdad y él respondió: «¿qué es la verdad?», porque
para Pilatos «la verdad», era “su verdad”, la que él concebía, la que él
pensaba, la que le habían enseñado de niño, la que había aprendido, la que
estaba ejerciendo, pero no era la «verdad de Dios», la Biblia dice: “vivifícame
en tu palabra” “tu palabra es verdad”, porque para Dios su palabra escrita, es la
verdad. La verdad de Dios es eterna, ella es inmutable, no tiene parangón con la
verdad del hombre, no se acerca a nuestra mente, ni en lo más mínimo. La verdad
de Dios muchas veces no es la nuestra, él dice que “nuestros caminos, no son sus
caminos”, Dios es más alto, Dios es más sublime, Dios no tiene parangón, ni su
mente ni su corazón se parecen a los nuestros. En el ámbito espiritual, Dios es
absolutamente diferente, nuestro corazón y mente están lejos de Dios, por eso
él nos ha dejado, en su palabra, escritas todas las cosas, para que nosotros
podamos entenderlo y comprenderlo. Jesús nos vino a mostrar al Padre, nos vinos
a revelar a Dios. Tomás le dijo al Señor: "Muéstranos al Padre y nos
basta", el Señor le dijo: "Tanto tiempo estoy con vosotros y no me conoces”,
“El que me ha visto a mí, ha visto al padre", él es el revelador del Padre
porque vino de Dios, y salió de Dios. Jesús revela al Padre como es en
realidad, como es Jesús: su carácter, su amor, su dedicación, su misericordia, su
justicia, así es el Padre.
El hombre es limitado, sus pensamientos son limitados, poco conocemos
del mundo espiritual y por lo tanto la
verdad total de Dios no la podemos entender en su totalidad. Cuando el apóstol
Pablo una vez tuvo una visión manifestó
que había sido llevado al tercer cielo, al paraíso de Dios, y dijo: «cosa que ojo no vio, ni oído oyó, ni
han subido al corazón del hombre, son las que Dios ha guardado», o sea que
Pablo pudo tener el conocimiento de cómo es el cielo ─y se quedó asombrado─ tal es así, que dijo que nadie nunca había
visto ni escuchado esto. Imagínese que usted y yo ni ninguna persona jamás
podremos comprender, con nuestras limitadas mentes, las cosas que existen en el
cielo. Por eso decimos que no podemos entender cien por ciento a Dios, y que si
lo hacemos es a través de su Hijo Jesucristo, él le ha dado a entender y conocer,
el Señor le dijo a Tomás , «tanto tiempo estoy con vosotros y no me conocéis», «el
que me ha visto a mí, ha visto al Padre», Jesús nos vino a hacer un resumen de
lo que es Dios, de su amor, de su poder, de su gracia, en él podemos comprender
su profunda misericordia, como es Jesús así es el Padre. Que maravilloso que sólo
tengo que tener a Cristo en mi corazón para comprender cómo es Dios, que lo
poquito que Dios me muestra de él, de lo inmensurable que es, lo puedo saber a través
de Cristo. Él vino a mostrarnos a Dios y esto es suficiente para el hombre, a
través de Cristo conocemos las verdades del Padre. El Padre nos ha mandado a su hijo Jesucristo, para que comprendamos como
es él, y para saber cuál es la verdad, y comprender cuál es el camino, sin el
Señor Jesucristo no podemos entenderle, ya que «él es el camino, la verdad y la
vida, nadie viene al Padre sino por él».
¿Pero qué es la vida?
El concepto de
vida que tenemos está limitado a nuestra existencia terrenal, y no podemos
concebir que exista otro concepto de vida, el hombre no entiende que hay una
vida eterna más allá de la que tenemos, que ésta es solo un pedacito que el ser
humano tiene, que su alma y espíritu son eternos, y es porque nuestra mente es
finita y parcializada. Jesús dice que él «es la vida», él dijo: “Si alguno
tiene sed, venga a mí y beba. El que
cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva” (Juan 7:37-38), él tiene el agua viva, Dios es vida, LA MUERTE
NO HABITA EN ÉL, PARA DIOS NO EXISTE LA MUERTE, JAMÁS ESTA SE APODERARÁ DE ÉL,
el Señor Jesús dijo: “Por eso me ama el Padre, porque yo pongo
mi vida, para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo la pongo de mí
mismo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este
mandamiento recibí de mi Padre”. (Juan 10:17-18). «Yo pongo mi vida para
volverla a tomar» Seamos veraces ─esto ni de chiste podemos decirlo nosotros,
pero ni de broma, nosotros en verdad andamos
siempre pendientes de que no se nos termine la vida, andamos sojuzgados por la
muerte. Pero aquí está Cristo, él nos promete «la vida», él dijo: “yo soy la
vida”, esa vida que te resulta huidiza, pero que para el Señor Jesús es algo
natural, ya que él es la fuente de vida, y que sólo en él podemos encontrar «la
vida», cuando este cuerpo se desplome y muramos, Jesús nos dará «la vida eterna», él nos mantendrá «vivos», pues él es la vida.
UNA LIBERTAD CONDICIONADA A LA VIDA
No todo ocurre como lo pensamos, las cosas no están dichas ni escritas, solamente
suceden, unas por la voluntad y libre albedrío de las personas y otras por la
voluntad de Dios, nuestro libre albedrío para Dios es importante, ya que somos
como él, tenemos un corazón, tenemos una
libertad otorgada por Dios, podemos ir donde queramos, donde nos sintamos bien,
esa es nuestra libertad, es la libertad que nos ha dado Dios, podemos hacer el
bien, y podemos hacer el mal, podemos arrepentirnos, así como también no arrepentirnos,
esa es nuestra decisión, ese atributo
donado por Dios, radica en la soberanía de Dios, ya que nosotros somos
hechos a su imagen y semejanza. El hombre al igual que Dios, es soberano;
podemos hacer el bien, como podemos hacer el mal, en cambio Dios no puede hacer el mal, él no es hacedor de mal ni
tienta a nadie a hacer el mal. Satanás pudo hacer el bien, pero escogió el mal,
Dios no se lo impidió, Dios respetó la decisión de él, así como respeta la del
hombre, él jamás fuerza a una persona a hacer el bien o el mal, él desea que en
nuestros corazones decidamos, él no ha creado "robots", él ha creado
personas hechas a su imagen y semejanza, él ha creado personas
con sentimientos, con corazones, que le amen, que le adoren, porque así lo deseen
hacer, no porque nadie los obligue a hacerlo, sino que por la voluntad propia nuestra
lo deseemos hacerlo. Dios recibe adoración por amor, por devoción, por
gratitud, porque sus hijos así lo han decidido hacer. Dios se agrada con el hombre
que lo adore porque así lo quiere, no porque él lo obligue, Dios se agrada de
la adoración voluntaria. A Satanás le gusta obligar a que lo adoren, le
gusta persuadir a que así lo hagan, él
busca la adoración obligada, comprará esta adoración, él le pidió a Jesús que lo adorara (Mateo 4:8-9), que lo adorara por dinero, prometió darle las riquezas y
reinos de este mundo para que postrado lo adore. Satanás desea ser adorado como
Dios, pero no puede lograr que lo hagan
por libre albedrío o por decisión personal y entonces él ha escogido la
adoración indirecta. A él lo adoras por lo que él tiene, los reinos de este mundo,
a él lo adoras cuando te sometes al sistema pecaminosos de este mundo, a él lo
adoras cuando eres engañado por las sutiles herramientas de seducción e
inducción de los pecados sexuales, lo glorificas cuando admiras y veneras lo
que produce su sistema pecaminoso, y cuando te sometes a sus influencias.
NADIE VIENE AL PADRE SINO POR EL
Existe la creencia equivocada de que podemos ir a Dios a través de los
“santos”, que la gente los reconoce y les dicen o los nombran así, pero esos
hombres santos jamás te podrán llevar a Dios, él dijo, “nadie viene al Padre
sino por mí”, él estableció desde el principio de su ministerio que el hombre
jamás podría llegar a Dios por sí mismo, ni a través de otros, Jacob visualizó
una escalera que venía desde el cielo hasta la tierra y que ángeles subían y
bajaban y llamó a aquel lugar Betel, aún este hombre no pudo llegar a Dios, él vio una escalera entre el cielo y la
tierra, nadie puede llegar a Dios por sí mismo.
Unos dirán yo si lo hago a través de las oraciones, esto es verdad, Dios
no desprecia el corazón contrito y humillado, Dios escucha al hombre, pero lo
que la oración no puede hacer es salvarte, sólo Cristo salva y sólo a través de
él tienes acceso al Padre, “nadie viene al padre sino por mí”, dijo Jesús, nadie
se escapará e irá a Dios través de otro medio sino a través de su Hijo
Jesucristo. Por mucho que llores o inventes algún medio para no usar a Jesús,
esto será algo fútil y tonto. Dios ha puesto sus reglas eternas y sólo recibe
al hombre a través de Cristo, así lo
dice la Biblia.
UNA DESICION FINAL
Jesús dijo estas palabras, sólo resta calificarlas de verdaderas o
mentirosas, déjame expresarte que si tú crees que son verdaderas, lo que tienes
que hacer es aceptar a Cristo en tu vida, ya que él es el camino, él es la verdad, él es la vida.
Cristo es el único intercesor ante el Padre, no existe otro camino, no existe
otra verdad, sólo él es el camino. En el cementerio de Guayaquil en una de sus
puertas reza una leyenda que dice: "el que por esa puerta entraré jamás
saldrá", y también existe otra que dice las palabras del Señor Jesús: “el que en mí cree aunque esté muerto
vivirá", las dos frases son verdaderas, la una es una reflexión que el
cuerpo que entra ahí, ahí se quedará y la otra es la de nuestro Señor que dice
que aunque estés muerto, si en él crees, vivirás. Algún día el Señor llamará a
los muertos con “voz de trompeta” y resucitarán, dice la Biblia, porque Jesús
es vida, todos los que murieron con Cristo de ese cementerio saldrán, a la voz
de Cristo, saldrán como hombres resucitados por el poder de vida que tiene el
Señor Jesús, yo te invito a que aceptes a Cristo en tu corazón, aceptes el maravillosos camino que él te ofrece,
la verdadera verdad que Dios tiene y que es él, la vida que te proporcionará la
vida eterna. Haz una oración sencilla, orar es conversar con Dios, mediante una
sencilla oración de fe y con todo tu corazón repite estas palabras: «Señor que estás en los cielos, me arrepiento
de mis pecados, acepto que Cristo es el camino, aceptó que Cristo es la verdad,
aceptó que Cristo es la vida, perdona mis iniquidades, hazme una nueva criatura, te entrego mi vida a ti, en el nombre de Jesús, amén». Si así lo
hiciste, Dios perdonó tus pecados, ahora eres «una nueva criatura», no porque
lo digo yo, sino porque lo dice la Biblia. En Dios hallarás consuelo y paz para
tu alma siempre, no desaparecerán tus problemas pero de aquí en adelante
tendrás a alguien con quien compartirlos y ese es Jesús. Te aconsejo que compres
una Biblia, léela dirimente, ora al Señor cada día y hazle saber a Dios todas
tus necesidades, usa la oración en primer lugar para alabar a Dios, y congrégate
en una iglesia cristiana evangélica, donde se predique el evangelio completo, y
verás que Dios te bendecirá por siempre. ¡Que Dios te bendiga!